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Ciencia, alucinaciones y la naturaleza de la realidad

Por Enrique Reynaud-Garza

Si lo piensan, la realidad no existe. El cerebro no tiene contacto directo con el mundo físico, la realidad que vivimos día a día es una reconstrucción virtual de la información que nuestros sentidos recolectan, codifican y mandan de manera “remota”, a través de los nervios al cerebro , quien finalmente reconstruye, reinterpreta y “crea” lo que llamamos realidad y conciencia. En pocas palabras, la realidad es una alucinación consistente con los sucesos del mundo físico. La consistencia de nuestra realidad interna con la realidad externa sufre de una fortísima selección positiva, en el sentido más darwiniano del término, ya que si no hay una buena correlación, nuestras acciones no serían adecuadas y fácilmente sufriríamos un accidente. Por ejemplo, si confundimos a un león con un mosquito, probablemente terminaríamos siendo comidos o, si hay un precipicio, y lo confundimos con un camino, nos desbarrancamos. Si bien estos ejemplos parecen bastante absurdos y triviales, no lo son tanto. La realidad es algo mucho más frágil de lo que creemos.

En esta ocasión les voy a platicar de dos libros que están extrañamente relacionados: “Alucinaciones” de Oliver Sacks y “Valis” de Philip K. Dick. E l primero, es un neurólogo que se hizo famoso en los setentas, cuando descubrió que pacientes en estado de catatonia por haber tenido meningitis, en reali- dad tenían una forma agudísima de mal del Parkinson y los “despertó”, tratándolos con levodopa (precursor metabólico del neurotransmisor dopamina). Esta historia fue narrada en la extraordinaria película “Despertares”.

El Dr. Sacks no sólo es un ex- traordinario médico y científico, sino que también es un gran divulgador de la ciencia. En el libro “Alucinaciones” explora muchas de las causas neurológicas, farmacológicas, fisiológicas y ambientales que pueden inducir alucinaciones y nos demuestra -de una manera muy amena y perturbadora- lo frágil que es nuestra relación con l a realidad. Por ejemplo, estudia lo fácil que es tener alucinaciones, únicamente por el hecho de estar aislado sensorialmente y lo común que es que la gente que pierde el sentido del oído o la vista sufra de alucinaciones. En la superficie, todas estas historias parecen lejanas e intrascendentes, pero si uno lo medita, es realmente aterrorizante pensar que siempre estamos al borde de lo que mucha gente cree que es la locura. Por otro lado, el estudio de las alucinaciones tiene una faceta filosófica muy interesante ya que es extremadamente fácil experimentar una alucinación y sólo hasta hace muy poco se tuvo la ca- pacidad de explicarlas de manera científica. Las alucinaciones, muy probablemente, son la fuente de todas las historias religiosas, místicas y de fantasmas que dominan a la imaginación humana. Piensen la trascendencia de esta idea: Dios es el hijo de una alucinación...

Esto me lleva a “Valis”. Philip K. Dick fue uno de los más grandes escritores de ciencia ficción del siglo XX, su obra más conocida y trascendente es “Blade Runner” (el título original en inglés es “Do androids dream of electric sheep?”). La historias de Philip K. Dick son sorprendentes, existenciales, extraordinarias y muchas veces nos hacen cuestionar una de las preguntas más fundamentales y trascendentes de todas ¿quién soy? Valis no es la excepción, esta novela relata cómo un grupo de amigos recopila evidencia de que Dios, o al menos una inteligencia que trasciende el tiempo y el espacio como nosotros los entendemos y que además es omnisciente, omnipresente y omnipotente (¿Google?), se comunica directamente con ellos, transforma su vida y su visión del mundo. Cuando Philip K. Dick escribió este libro, estaba en medio de una crisis emocional y un periodo psicótico.

Como se podrán haber dado cuenta, estos dos libros orbitan alrededor de una serie de preguntas trascendentes: ¿qué es la realidad?, ¿cómo la percibimos? ¿qué es la locura? o más bien, la fragilidad de lo que llamamos cordura. Por otro lado, estos libros nos sugieren una forma de contender con esta fragilidad, la descripción del universo con objetividad científica, que, a fin de cuentas, es a lo que aquí en el IBt nos dedicamos a hacer todos los días.



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