Hola Edmundo
Ya sé que ya no estás con nosotros, pero la tristeza no me permite hablar en pasado respecto a tu vida, que fue rica, amorosa, generosa.
Querido amigo: ¡qué privilegio fue haber coincidido contigo en esta vida! Te extrañaremos mucho, pero siempre estarás con nosotros cada vez que pensemos en las cosas importantes de la vida, como la belleza en todas sus manifestaciones, que tanto apreciaste y cultivaste.
Será muy doloroso ya no compartir contigo un tutorial, un seminario, un concierto, una conversación entre amigos, una copa de vino...
Tienes a Alma, tu alma gemela, a la que abrazo fuerte y a tus hijos y a tus nietos, a los que les heredaste tu bonomía, tus valores. Tienes a tus amigos, los que aprendimos siempre de ti que la vida debe ser plena, equilibrada y armónica y que lo que hay que perseguir, sobre todo, es la felicidad, la felicidad de todos a tu alrededor, que seguramente afirmarás, no es otra cosa que una manifestación de la belleza.
Querido Edmundo, te abrazamos fuerte.
A toda la Familia Calva-Ayala, nuestra solidaridad y enorme cariño.