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Conociendo la vida en altamar: una entrevista al Capitán David Calles Castillo

Juan Manuel Zurita Artaloitia, Laura Cristina Martínez Martínez y Karla Sofía Millán López


Para las personas acostumbradas a vivir su vida cotidiana en tierra, caminando entre calles, usando automóviles a diario y con la libertad de ir a una plaza o un parque si están aburridos, es difícil imaginar cómo sería vivir en un barco durante largos periodos de tiempo. Por esta razón, el último día de la campaña SIGSBEE-24 a bordo del Justo Sierra, quisimos entrevistar a alguien que tuviera mucha experiencia en la vida en altamar y ¿quién mejor que el Capitán del barco, para contarnos un poco sobre esto? (Figura 1).

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Figura 1. Capitán de Altura David Calles Castillo del buque oceanográfico Justo Sierra.

La entrevista se realizó en el lugar más importante del buque: el puente de mando. En este lugar, el Capitán de Altura y los oficiales de cubierta toman todas las decisiones relacionadas con el rumbo de la navegación, ya que se encuentran los sistemas de control, dirección y comunicación, además de una vista casi completa de la cubierta del barco. Esta área suele estar restringida para la tripulación científica y dado que nosotros somos parte de los científicos, fue genial que nos dieran autorización para recorrer el lugar.

De acuerdo con la Coordinación de Plataformas Oceanográficas (COPO) de la UNAM, el buque oceanográfico Justo Sierra puede alojar a 15 tripulantes encargados del correcto funcionamiento del barco (Figura 3) y 20 participantes científicos (conocidos como tripulación científica).

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Figura 2. Tripulación de base del Justo Sierra. Ellos son los encargados de mantener el correcto funcionamiento del barco. Imagen: Coordinación de Plataformas Oceanográficas (COPO).

Aún a varias millas náuticas de la costa, los grupos de investigación nos encontrábamos recogiendo todos los equipos de laboratorio y guardando las últimas muestras. Al mismo tiempo, la tripulación llevaba a cabo todos los protocolos para llegar al puerto de Tuxpan, en Veracruz, por lo cual el capitán estaba bastante ocupado. Incluso ya comenzaban a planear la próxima campaña. Nos dirigimos al puente de mando con nuestras cámaras en la mano, con muchas preguntas y curiosidad por la vida en altamar.

En medio de todos los aparatos de geolocalización y de comunicaciones, montamos la cámara en un tripié y colocamos un par de sillas para comenzar la entrevista (Figura 3).

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Figura 3. Sofia Millán entrevistando al capitán David Calles. En el detrás de cámaras: Juan Zurita y Cristina Martínez.

Buenos días, capitán David. ¿Nos puede hablar de usted y de lo que estamos haciendo aquí?

Primero, me presento. Mi nombre es David Calles y tengo el honor de ser el Capitán del buque Justo Sierra, perteneciente a la UNAM. Bueno, estamos desarrollando una campaña oceanográfica, precisamente una de la universidad, en la fosa de Sigsbee.

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Figura 4. Imagen de las regiones del Golfo de México, en el medio se puede observar la ubicación de la Fosa de Sigsbee. Crédito: Santiago Mora.

¿Cómo fue que terminó siendo Capitán del buque Justo Sierra?

Esta historia es un poco anecdótica. Conocí al buque desde que estaba en la prepa. Tuve la oportunidad de trabajar en él durante las vacaciones. Cuando el buque estaba en el muelle, trabajé con ellos como ayudante por unos días. No como tripulante, sino como ayudante externo. Más adelante, trabajar en el buque se convirtió en una de mis opciones de carrera. Ingresé a la Escuela Náutica Mercante ya con esta visión y aquí fue precisamente donde comencé a trabajar, de manera momentánea, una vez egresado. Pasé unos meses trabajando aquí y después me fui a trabajar en buques mercantes durante dos o tres años, hasta que hubo una oportunidad definitiva a bordo del Justo Sierra. Me volvieron a invitar y aquí estoy desde hace ya bastantes años.

¿Cuántos años?

Ya cumplí treinta años a bordo. Obviamente, llegas al inicio como Segundo Oficial de Relevo, luego como Segundo Oficial Titular, después como Primer Oficial y, por último, como Capitán. Todo eso se da en un proceso largo a través de los años.

¿Qué se estudia para ser capitán?

Es la licenciatura de piloto naval, que se estudia en las Escuelas Náuticas Mercantes de México. Hay tres: en Veracruz, Mazatlán y Tampico, esta última es de donde yo vengo. Dichas escuelas han tenido una reforma a partir de que la Armada de México las asumió a su cargo, en México se les conoce como “Escuelas Náuticas Mercantes”. Ahora ya se le llama la Universidad Marítima.

¿Con esa formación se puede ser Capitán de cualquier barco?

Al finalizar esta formación, se obtiene un título de licenciatura como Piloto Naval, que te permite ser Capitán de embarcaciones menores de quinientas toneladas. Te permite ser Oficial de un buque de cualquier tamaño o Capitán de alguna embarcación pequeña. Conforme vas adquiriendo antigüedad de navegación y haces tus ascensos mediante cursos y exámenes, asciendes al siguiente grado, que es el de Capitán de Marina, y te permite ser Primer Oficial en buques de mayor tamaño o Capitán en embarcaciones menores. Continúas con tu experiencia demostrable a través de diplomas y constancias, de certificados de que has estado trabajando a bordo, que ha sido continuo tu trabajo. Entonces vuelves a presentar (documentar) ese tiempo de embarque, exámenes y cursos para finalmente ascender a Capitán de Altura (ver Figura 5).

Con ese título ya no tienes restricciones, se puede ser Oficial o Capitán de cualquier barco. Ahora bien, cada barco es específico, hay buques que son “gaseros” y debes tener tú preparación para buques “gaseros”, o para buques “petroleros”, o de “carga rodada” (por ejemplo, vehículos automotores). Hay muchas especialidades dentro de los buques mercantes.

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Figura 5. Ascensos oficiales que puede adquirir el personal de la marina mercante, siendo Capitán de Altura el grado más alto (Personal de Marina Mercante (de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante).

¿Esta es su primera experiencia en un buque donde aborda tripulación científica?

Sí, definitivamente sí. En México, buques de este tipo son muy pocos; básicamente los tiene la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE) y la Armada de México.

Los buques de la UNAM son bastante solicitados y cada día en el mar a bordo del barco es muy costoso, los días que requiera cada investigador tienen que ser solicitados con mucho tiempo de anticipación y planeación.

¿Cuál ha sido su experiencia trabajando con personal científico?

Es muy gratificante conocer a gente capacitada. Siempre estás aprendiendo cosas, los escuchas, te generan curiosidad, preguntas sobre lo que están haciendo y vas aprendiendo o adquiriendo una cultura del mar en varios aspectos, porque vienen químicos, vienen físicos, vienen biólogos. Vas aprendiendo un poco de lo que ellos son expertos y también vas adquiriendo el enfoque de lo que la gente busca a través del barco como una herramienta. Uno está para tratar de apoyar y que lleguen a su meta, entonces también uno trata de ponerse en sus zapatos para que ustedes optimicen el uso del buque y lleguen a lo que quieren.

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Figura 6. La tripulación científica de nuestro laboratorio y la Dra. Elva Escobar - Jefa de Expedición- (tercera de izq. a der.), en compañía del Capitán de Altura (cuarto de izq. a der.).

Entre tantos años de experiencia, ¿hay algo que lo haya sorprendido de lo que se hace aquí en el buque?

Cada maniobra es diferente, cada viaje, este es el viaje a la Fosa de Sigsbee número veinticuatro, he venido a la mayoría de ellos. Las condiciones meteorológicas y las zonas pueden variar. Siempre es algo nuevo salir a una campaña, son aventuras marítimas. El clima es una parte fundamental. Yo, personalmente, creo que el clima es el cincuenta por ciento del trabajo. Si hubiéramos tenido mal tiempo en estos días, habría sido complicado. Supone un riesgo para la gente, para el equipo, para el buque. Se necesita más tiempo de operación, las muestras pueden salir o no en los nucleadores, se pueden golpear las cosas, etc. Por lo tanto, el clima es una parte fundamental en el desarrollo de las campañas. La experiencia de los investigadores y de la tripulación también es importante. Se trata de hacer un equipo para cumplir los objetivos del proyecto, salir bien, regresar bien y sin daños a nadie, a nada, ni al medio ambiente.

El investigador responsable de la campaña oceanográfica cubre la función de Jefe de campaña y junto con el capitán se encargan de la toma de decisiones del rumbo del barco, por ejemplo cuando ocurren eventos meteorológicos que afectan a navegación el buque puede refugiarse cerca del puerto para correr menos riesgos, lo cual puede llegar a retrasar los muestreos.

Suponemos que debe ser muy cansado ser un capitán ¿Qué hace? ¿Cómo son sus días de Capitán?

Mis días… -suspira- Quisiera que el día tuviera unas veintiocho o treinta horas, porque se me hace muy corto. En este buque el Capitán cumple también funciones operativas, es decir, hace guardia, está en el puente y en las operaciones oceanográficas. En buques mayores, el Capitán no hace guardia; simplemente es administrador. Es responsable de todo el buque, pero no tiene que cumplir un horario de guardia. En este tipo de barco, como el Justo Sierra, siguiendo el esquema que se creó cuando comenzaron a operar los buques de la UNAM, el Capitán es parte de la misma guardia que hacen el Primer Oficial, Segundo Oficial y, después sigue la Administración. Así termina su horario de operación y empieza la parte administrativa y organizativa del buque. Estamos organizando el fin de esta campaña y ya estamos preparando la campaña que viene. Pero no es cansado, es bonito, es agradable, a mí me gusta, lo que quiero son más horas del día.

¿Qué hace para distraerse?

No necesito distraerme porque todo el tiempo lo ocupo. A veces uno necesita un poco de tiempo para descansar o leer un poco. Tal vez ver una película, pero personalmente, la puedo ver en cinco días, ya que casi siempre la veo por cachitos. Fuera de mi horario de trabajo, (en esta campaña el capitán cubrió el horario fijo de 08:00 am a 12 pm y 20:00 a 24:00 horas además de otras labores administrativas) y si quiero descansar un rato, también me gusta mucho platicar con ustedes. Ya sea a nivel técnico y aprender de ustedes o incluso a nivel personal, también es muy gratificante y estimulante convivir con ustedes de las dos maneras.

En las campañas oceanográficas participan investigadores y estudiantes de distintas áreas, por ejemplo, de Geofísica, Ciencias del Mar, Biotecnología, incluso hay participantes de áreas ajenas a la ciencia, como las artes.

Claro, porque aquí estamos aislados

Estamos aislados, es una pequeña ciudad, todo el mundo anda en sus cosas. Increíblemente, aun cuando el barco mide 50 metros, puede ser que no te topes con alguien en todo un día, pero es por los horarios, las guardias… los ves hasta el día siguiente. Todo el mundo anda en lo suyo, o sea, todo el mundo anda cumpliendo su función. Es como un relojito donde cada engranaje cumple un procedimiento y de eso se trata. El buque no para las veinticuatro horas. Pero estamos bien, el trabajo nos gusta y es enriquecedor tratar con gente como ustedes.

Todos los tripulantes en el buque se organizan en guardias las cuales contemplan 4 horas de trabajo por la mañana 8 horas para comer, descansar y bañarse y 4 horas de trabajo más por la noche, cumpliendo así turnos de 8 horas diarias de trabajo. En el buque hay actividades las 24 horas del día.

¿Ha tenido alguna experiencia aterradora?

Aterradora”, pienso que no. Hay momentos en los que los equipos no funcionan bien. Puede que digas: bueno, este equipo sí nos empieza a fallar, nos va a dar problemas en el resto de la campaña o se arriesga la campaña, pero de alguna manera, las fallas que salgan o los detalles, siempre se ha resuelto a bordo y sobre la marcha.

Entonces, se trata de estar preparados y sí aplicarse en situaciones en las que tengamos que solucionar las cosas del equipo científico, del equipo mecánico y del equipo de cubierta. El clima es un factor de seguridad muy importante para el barco. Pero ya hay mucha tecnología de comunicación. Ya hay modelos meteorológicos que nos permiten prever o cuidarse de ese evento inminente y medir las consecuencias y hasta dónde puedes llegar o qué hay que hacer. Eso ha mitigado muchas situaciones de riesgo y de daños al equipo y otro, el tener los modelos metereológicos y la comunicación existente. Antes, cuando yo empezaba, los reportes meteorológicos te los enviaban por código Morse. ¡Imagínense! Eran modelos muy erráticos de predicciones meteorológicas.

Ahora son un poco más precisos, más confiables. Uno ya puede estimar hasta dónde puede aguantar trabajando, cuándo se debe suspender el trabajo, hacia dónde debe moverse el barco o cuándo entrar en el puerto. Antes, los modelos no te permitían tanto y, a veces te ibas y protegías, pero el movimiento no era intenso y, a veces te lo anunciaban cuando iba a serlo. Te quedabas y el movimiento del buque era increíble, todo se caía. Si han visto el barco, todo es seguro, todo está amarrado, especialmente para evitar eso. El avance de las telecomunicaciones ha sido crucial (Figura 3). Los modelos meteorológicos han sido de mucha ayuda para nosotros y tratamos de que las campañas sean tranquilas y estables o de buscar la mejor manera de “capotear” las malas condiciones.

En el mar hay días con mucho movimiento de las olas, estos movimientos y el desgaste propio de los equipos pueden generar algunos eventos no tan afortunados. Los equipos que son utilizados para los muestreos usualmente son bajados al fondo marino con cables metálicos, los cuales pueden romperse y perder el equipo, el mantenimiento de la maquinaria del equipo es crucial para el buen funcionamiento en altamar, en medio del mar no hay donde llevar a reparar los equipos.

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Figura 7. Equipo de entrevistadores a bordo del Justo Sierra, al fondo se observa el equipo de comunicación con el que cuenta el buque.

Un poco saliéndose de este tema. ¿Existe alguna tradición en el barco?

Una tradición... bueno, son formalidades a la salida. Temas de seguridad que cumplir. Este tipo de adiestramientos o prácticas en las cuales a ustedes como investigadores los integramos como parte de los pasajeros, aunque no tienen las obligaciones de un tripulante. Al menos, tienen la necesidad de conocer los principios básicos de seguridad personal. Así que dedicamos, básicamente el poco tiempo que hay a tratar de incluirlos o de apoyarlos en eso.

En el buque realizamos un ejercicio de uso de la pirotecnia que hay a bordo; se utiliza en caso de emergencia para facilitar la localización del navío.

Pero háblenos de la carnita asada, por favor.

Ah, bueno, eso sí que es ya como tradición, tienen razón. Los domingos se organiza una carne asada en la cubierta, si el clima lo permite. Esto sirve mucho para salir del entorno de la cafetería del buque y estar en un lugar abierto y conviviendo con los demás. Entonces se siente diferente. Sí, la gente se relaja en esos momentos. Intentamos hacerla todos los domingos.

Los preparativos para la convivencia y la comida comienzan desde muy temprano, el menú es muy variado incluyendo varios cortes de carne, guarniciones y agua de sabor, incluso hay opciones de alimento para las personas vegetarianas. Además, los alimentos en el buque en los demás días de la semana también son muy completos, hay por lo menos dos opciones de menú para el desayuno comida y cena. En un día normal a bordo del buque puedes desayunar (07:30-09:00): fruta, atole, huevos con tocino, pan. Por la tarde (12:30-13:00) una comida completa hasta con postre y en la cena (17:30-19:00) por ejemplo hot dogs.

Todos invitados

Todos invitados. Y la gente se queda a hacer la sobremesa para fomentar la camaradería y demás. Sí, los domingos es tradicional la carne asada a bordo.

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Figura 8. Convivencia en la cubierta del buque oceanográfico durante las campañas, en donde se reúne todo el equipo de trabajo.

Muchas gracias



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Acerca de los autores

Karla Sofía Millán López es bióloga egresada de la UAEM, cursó la maestría en el IBt y actualmente realiza el doctorado enfocando sus estudios en la generación de consorcios bacterianos sintéticos para degradar hidrocarburos en arenas costeras. Juan Manuel Zurita Artaloitia es estudiante del programa de posgrado en Ciencias Bioquímicas de la UNAM. Actualmente realiza su proyecto de investigación de maestría: “Enfoque bioinformático y experimental para evaluar la expresión de enzimas relacionadas a la degradación del Tereftalato de polietileno” en el Laboratorio de Biotecnología Marina del IBt-UNAM. Laura Cristina Martínez Martínez es Licenciada en Biotecnología Genómica por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Está inscrita en el programa de Maestría en Ciencias Bioquímicas de la UNAM y su investigación se centra en evaluar la degradación de hidrocarburos de un consorcio bacteriano sintético en agua de mar.

Contacto: karla.millan@ibt.unam.mx; cristina.martinez@ibt.unam.mx; juan.zurita@ibt.unam.mx

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