El nacimiento del Dr. Resistin
Marlen Elizabeth Delgado Sotelo, Isabel García Lorenzo y Dra. Luz de María Breton Deval
Hola, soy Pseudomonito (pero los científicos me llaman Pseudomonas aeruginosa). Tal vez no me conozcas, pero hoy quiero platicarte sobre mí. Aunque no me puedas ver, soy una bacteria que está presente en muchos lugares: desde el cuerpo humano hasta ríos, suelos e incluso ambientes extremos donde hay sustancias tóxicas para mí; como detergentes o desinfectantes… ¡pero eso no me detiene!
En mi cuerpo tengo unas estructuras llamadas fimbrias y flagelos, que funcionan como pequeños brazos o pelitos que me permiten nadar, deslizarme y hasta saltar sobre distintas superficies. Gracias a eso, soy muy bueno colonizando lugares difíciles y contaminados, lo cual me ha hecho bastante famoso (aunque no siempre para bien) en el mundo microscópico. Te invito a acompañarme un día en mi trabajo (Figura 1).

Figura 1. Pseudomonito llegando al trabajo con su credencial de empleado.
¿Sabías que, cada año, la actividad humana produce hasta 6,2 millones de toneladas de desechos de hidrocarburos? Estos compuestos terminan en ríos, playas y lagos, afectando gravemente a la flora y fauna local, y dejando el agua inutilizable. Pero aquí es donde entro yo: ¡puedo ser un gran aliado para los humanos!
Dentro de mí llevo una poderosa maquinaria genética que me permite transformar estos contaminantes en sustancias menos dañinas. Todo empieza cuando se activa la alerta de alta contaminación. Ese es mi llamado a la acción. Sé que es momento de actuar y usar algunos de mis trucos para combatirla (Figura 2).

Figura 2. Pseudomonito recibiendo la alerta de contaminación en un río.
Mi estrategia maestra consiste en producir biosurfactantes: unas moléculas especiales que ayudan a solubilizar los hidrocarburos, es decir, los separan en pequeñas burbujas o gotas (Figura 3). De esta forma, los contaminantes se vuelven más accesibles y fáciles de degradar, tanto por mí como por otras bacterias de mi equipo.

Figura 3. El interior de Pseudomonito mientras ponen en marcha su maquinaria molecular para producir biosurfactantes.
Como puedes imaginar, mi trabajo no está libre de riesgos. Constantemente estoy expuesto a amenazas, especialmente de otros microorganismos.
Uno de mis enemigos más temidos son los bacteriófagos, también llamados fagos. Son virus que atacan exclusivamente a bacterias como yo. Usan nuestros cuerpos como fábricas: se introducen en nosotros, secuestran nuestra maquinaria celular para multiplicarse y luego... ¡boom! Terminan por hacernos explotar. Literalmente.
Pero a veces hay excepciones, como el caso de mi amigo Acine. Un día estaba disfrutando de sus vacaciones en la playa (Figura 4A) cuando, de repente, un fago lo atacó (Figura 4B). Al principio parecía que no había pasado a mayores: no explotó, no mostró síntomas alarmantes y continuó con su vida como si nada hubiera pasado.
Poco después, empezó a comportarse de manera muy extraña. Cuando lo llevamos al doctor microbiólogo, nos explicó algo muy inquietante: muchos fagos no destruyen de inmediato a sus víctimas. A veces se integran silenciosamente en el genoma de la bacteria, esperando pacientemente a que ocurra algún estrés ambiental (como un cambio de temperatura o la escasez de nutrientes) para activarse y despertar características malvadas que antes la bacteria no tenía.
En el caso de Acine, el fago le dejó ciertos genes que lo hicieron potencialmente peligroso para los humanos, aunque él no lo quisiera. Es como si el fago hubiera sembrado una parte de su maldad dentro de él (Figura 4C).

Figura 4. A) Acine disfrutando de sus vacaciones mientras se come un coquito. B) Acine siendo atacado por un bacteriofago. C) Acine malvado a causa de la infección del fago.
Por eso debo tener mucho cuidado y usar mi equipo de protección siempre que vengo a trabajar, particularmente hoy que me toca hacerlo en un río contaminado con aguas residuales. Estas aguas están llenas de fagos malignos, especialmente porque algunas personas irresponsables tiran sus medicinas al drenaje (¡espero que tú no seas una de ellas!). Esto propicia el intercambio de información entre los fagos y nosotros.
Entonces… ¡Oh no! ¿Qué es eso que está saliendo de la cloaca? ¡Son fagos, corraaaan! (Figura 5).

Figura 5. Pseudomonito percatándose de la llegada de los fagos malignos en las aguas residuales.
¡Ahhh! ¡El fago me alcanzó, auxiliooo! (Figura 6A). Algo dentro de mí está cambiando… siento que mi cuerpo ya no es el mismo (Figura 6B).

Figura 6. A) Pseudomonito siendo atacado por un fago maligno. B) Pseudomonito sufriendo los efectos provocados por el ataque del fago.
¡El fago me ha dejado un gen nuevo! Un gen que me da una nueva arma contra los antibióticos…
¡Oh! ¿Qué es esta sed extraña de infectar a un humano?
Ahora me siento más fuerte, más poderoso… Esos químicos que los humanos usan para matarnos —los famosos antibióticos— ya no me hacen ni cosquillas.
¡Ajá! ¡Así que esto es lo que se siente ser resistente a los antibióticos!
Con este nuevo poder… podré enfermar, conquistar y dominar a los humanos ¡Muajajajaja!
¡Desde ahora llámenme Dr. Resistin! (Figura 7).

Figura 7. Pseudomonito ahora transformado en el malvado Dr. Resistin.
Pero no puedo hacerlo solo...
Necesito un ejército para propagar esta maldad.
Juntos compartiremos nuestros secretos de defensa y nos volveremos inmunes a todos los antibióticos conocidos (Figura 8).

Figura 8. Dr. Resistin reuniendo su ejército de bacterias en las cloacas para propagar su maldad.
Y lo mejor es que muchos humanos nos están ayudando sin saberlo.
Cada vez que no terminan sus tratamientos, se automedican o no siguen las instrucciones de sus médicos, están creando el ambiente perfecto para que nosotros evolucionemos y podamos comernos a esos antibióticos como si fueran chicharrones.
Así infectaremos a muchos humanos y nadie podrá defenderlos... ¡Muajajaja! (Figura 9).

Figura 9. Dr. Resistin sediento de infectar humanos junto a la Guía básica para prevenir sus ataques.
Ahora emprenderé mi viaje por las aguas negras reclutando aliados, construyendo mi ejército de multirresistencia.
¡Navegaré y navegaré hasta encontrarte y enfermarte!
Lecturas recomendadas
- Giono-Cerezo, S., José Ignacio Santos-Preciado, Rayo, del, Torres-López, F. J., & María Dolores Alcántar-Curiel. (2020). Resistencia antimicrobiana. Importancia y esfuerzos por contenerla. Gaceta Médica de México, 156(2). #doi# 10.24875/gmm.20005624.
- Navarrete, N. D. (2020). Bacteriófagos. Revista de La Facultad de Medicina Humana, 20(1), 164–165. DOI: 10.25176/rfmh.v20i1.2554.
- OMS. (2024, Mayo 17). La OMS pone al día la lista de bacterias farmacorresistentes más peligrosas para la salud humana. https://www.who.int/es/news/item/17-05-2024-who-updates-list-of-drug-resistant-bacteria-most-threatening-to-human-health
- Número 15 de edición especial: Crisis mundial por la resistencia a antibióticos. Biotecnología en Movimiento, No. 25 (2018). Disponible en: https://biotecmov.ibt.unam.mx/numeros/15/
- Número 18 de edición especial: Ante la crisis mundial por su resistencia, buscando nuevos antibióticos por todas partes. Biotecnología en Movimiento, No. 18 (2019). Disponible en: https://biotecmov.ibt.unam.mx/numeros/18/
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Acerca de los autores
Marlen Elizabeth Delgado Sotelo es Ingeniera en Biotecnología y actualmente cursa la maestría en el Programa de Posgrado en Ciencias Bioquímicas en el IBt-UNAM. Su proyecto de investigación se enfoca en la vigilancia genómica de bacterias y genes de resistencia presentes en la población, mediante el análisis ómico de muestras provenientes de la planta de tratamiento de aguas residuales de Temixco, Morelos. Isabel García Lorenzo cursó la licenciatura en Bioquímica Diagnóstica en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FES-Cuautitlán) de la UNAM. Actualmente desarrolla su tesis en el Instituto de Biotecnología, donde investiga la relación entre el microbioma presente durante la infección por COVID-19. La Dra. Luz de María Breton Deval, (alias Dra. Gotita) es graduada en biología por la Universidad de Guadalajara, con estudios de maestría y doctorado en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV). Desde octubre de 2017, se desempeña como Investigadora por México del SECIHTI en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, donde su principal línea de investigación se enfoca en implementar estrategias de monitoreo ambiental basadas en tecnologías ómicas, con el objetivo de comprender el impacto de la contaminación en cuerpos de agua y su relación con la salud ambiental, contribuyendo así al desarrollo de la epidemiología ambiental.
Contacto: luz.breton@ibt.unam.mx; marlen.delgado@ibt.unam.mx; isabel.garcia@ibt.unam.mx